viernes, 27 de marzo de 2009

Noche a la Dor (I)

Dor como siempre tenía mucho que hacer. Pero no por ello íbamos a ser excuídas de algunos de sus planes. Y ese día tocaba la reunión de un grupo universitario católico (pero Dor también colabora muchas veces con un grupo evangélico). El tema era el día alemán. Comida alemana, canciones, juegos... todo en teoría preparado para extranjeros, como Ech y yo.

La reunión empezó con unas palabras sobre Alemania y después llegó el momento esperado por muchos: la hora de cenar. Ensaladas, plato principal, postres...

Dor era la encargada de preparar el plato principal, a pesar de no ser alemana. Destapó cuidadosamente su fuente. No me acuerdo que nombre tenía el plato, pero Dor hizo su propia versión. Si el original debía tener pasta, queso, carne y algún que otro ingrediente, el de Dor era una versión bastante peculiar. Tras la enumeración de los ingredientes de su plato, alguien probó la novedad gastronómica. Faltaba algo y era el ingrediente principal del plato. ¡Dor había olvidado la pasta! Ella no sabía que hacer, pero aún así la fuente acabó quedando vacía.

Después llegó el turno de los juegos y canciones. Pero primero tocaba la ronda de presentaciones. Y Ech era la primera. Al menos sabía un par de palabras en alemán, pero no las suficientes para que el directos del grupo se quedara tranquilo. Tuve que contar lo que querían saber de ella... El resto sabían todos alemán. Ech no. Eso le inquietaba al director. No sé que canciones tenía preparadas el director, pero cogió su guitarra y dijo: "las canciones que vamos a cantar no son ningún problema para mi hijo de cinco años". Y miró a Ech. Empezamos con "Der Hahn ist tot"(el gallo está muerto) y seguimos con "Mein Hut hat drei Ecken"(mi sombrero tiene tres picos, la versión en alemán de "mi barba tiene tres pelos"). Ech ya no sabía que hacer... Pero aún faltaban los juegos... Como el de las sillas en círculo en las que hay que intentar sentarse...

Cuando la reunión se terminó, Dor estaba contenta a pesar de su nueva receta, pero Ech no lo estaba tanto...

miércoles, 25 de marzo de 2009

Vuelta a Aachen (una vez más)

La Fundación Langen era un espacio de exposiciones pequeño. Tanto que dimos muchas vueltas. Había que rentabilizar la entrada. Casi a la hora del cierre, decidimos marcharnos. Hubiera sido un problema perder el último autobús y quedarnos a domir en mitad del campo renano. Por suerte no lo cogimos, y en la parada que no vimos al llegar.

Llegamos a tiempo a Düsseldorf para encontrarnos con una pareja venezolana, que ya había conocido en Aachen gracias a Dor. Nos llevaron a un restaurante típico de la ciudad y a ver la cervecería más antigua de la ciudad. Ésto sirvió para que Ech empezara a conocer la ciudad. Su opinión de Düsseldorf, ya desde el primer momento, fue que era una ciudad gris. ¿Sería porque no paró de llover? Será más partidaria de Colonia. Es famosa la rivalidad entre ambas ciudades... En los carnavales de Colonia pude leer "Über Köln lacht die Sonne, über Düsseldorf die ganze Welt" (sobre Colonia brilla [ríe] el sol, sobre Düsseldorf [ríe] todo el mundo). Pero seguro que en Düsseldorf es justo lo contrario...

El día después del museo, le hice la típica excursión por la capital de Renania del Norte-Westfalia. Una visita que ya había repetido antes... Y lo que nunca faltaba era subir a la torre con vistas al Rin. Vimos lo justo para coger por la tarde un tren que yo también conocía muy bien, el tren que unía dicha ciudad con Aachen. En Aachen nos esperaba Dor y sus planes para la noche...

jueves, 22 de mayo de 2008

Érase un museo de arte en medio del campo (II)

El autobús nos llevaba esta vez a lugar correcto. En mi papel tenía apuntada el nombre de la parada (Gut Hombroich) y de las anteriores. Empezamos a pensar que algo iba mal, cuando el autobús abandonó Neuss y el paisaje comenzo a ser rural. Tan rural que las casas desaparecieron. Esto era el campo alemán, con cultivos y algunos árboles. El autobús avanzaba por la carretera rural a cierta velocidad, que no permitía ver el nombre de las paradas (ni siquiera donde estaban). Por suerte alcancé a ver el nombre de nuestra parada. Pero tarde. Así que nos bajamos en la siguiente. Pero como no estábamos en una población, la separación entre paradas era considerable. Bueno, habría que andar un poco.
El conductor debió quedarse sorprendido con nosotras. Dejamos la tranquila Neuss, por un lugar mucho más tranquilo; tan tranquilo que no había más que una granja a lo lejos.

La caminata podría haber sido agradable. La Alemania más desconocida. Caminando por una pequeña carretera buscando un museo que no era visible. ¿Existía realmente el Museo Gut Hombroich? ¿Era posible que un museo "conocido" estuviera fuera de una ciudad? Porque ni siquiera estaba en un pueblo o aldea... Pero lo peor de todo, es que era finales de enero y llovía...y mucho. Aunque se nos pusieran todo tipo de obstáculos en el camino, llegaríamos a ese museo...como fuera.

Llegamos a la altura de la parada del autobús. Sólo había un pequeño cartel que indicaba la existencia del Museo.

Es un museo curioso, separado en dos partes. No teníamos tiempo, así que sólo podíamos ver la "Fundación Langen", que era el edificio de Tadao Ando. La fundación estaba todavía más lejos. Había que cruzar una pequeña carretera, vías de tren sin barreras y algún que otro pequeño edificio. Y por fin... Allí estaba, de hormigón y vidrio...Todo este largo camino para llegar... y nos dio la impresión de que... era muy pequeño. Y lo era. Compramos la entrada. No nos podíamos quedar a la puerta tras tan largo camino. Pasamos una cámara de incognito (no se permitía hacer fotografías), pues había que demostrar que estuvimos allí...

Dentro del museo había algunas personas, todas mayores. Para una señora, los baños eran tan modernos, que no conseguía "tirar" de la cisterna. Esto también sirvió para practicar alemán (y español). Pero su pequeño problema no era tan grande como la suma de todo lo que nos acontenció para llegar...

miércoles, 21 de mayo de 2008

Érase un museo de arte en medio del campo (I)

A la mañana siguiente tomamos el ICE procedente de Berlín para ir a Düsseldorf. Volvía a la capital de Renania del Norte-Westfalia poco tiempo después. Esta vez no hubo problemas por no reservar los asientos. Mientras Ech dormía, me dediqué a explorar la música que ofrecía el tren, incluyendo un par de Schlager, música popular alemana (un conocido ejemplo es "la abeja Maya", die Biene Maja).

Nuestro plan para ese día era visitar un museo del japonés Tadao Ando que una vez vi en una revista alemana. Lo más difícil era encontrar un camino directo siendo domingo, pero había que intentarlo, antes de que lo cerraran el día siguiente durante un mes...

Estaba en el Kreis de Neuss, una ciudad industrial al otro lado del Rin respecto a Düsseldorf.

Según mis horarios apuntados había que coger un S-Bahn (como tren de cercanías) de Düsseldorf a una estación "perdida" de Neuss y allí un autobús que dejaba en una parada con el mismo nombre que el museo.

A Neuss llegamos, pero el autobús nunca pasó o no lo supimos encontrar. Empezamos a desesperarnos, pues queríamos ir al museo. Tras un tiempo andando por las calles, siguiendo el que creíamos posible recorrido del autobús, vimos en una parada que pronto iba a pasar un autobús de la línea que buscábamos. Y allí nos subimos.

No conocíamos la ciudad y el autobús se quedó vacío en poco tiempo. El conductor se giró para decirnos que nos bajáramos. Estábamos en la plaza central de Neuss, justo el sentido contrario al que queríamos...

Por suerte, en un minuto salía nuestro autobús en el sentido correcto. Y claro, volvimos a ver al mismo conductor. El hombre pudo divertirse por un rato, pero nos perdonó el tener que volver a pagar el billete. Y allí, sentadas nos dirigíamos a nuestro anhelado museo...